Nuestro Derecho a Decidir

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Escribe: Brenda C. Yalán

En el Perú, alrededor de 300 mil personas gestantes que exponen sus vidas en abortos clandestinos (Ferrando, 2006), cada dos minutos una persona elige exponer su vida antes de gestar en un país que no solo criminaliza nuestro derecho inalienable de constituir nuestros destinos como mejor nos parezca sino que también tiene a más del 40% de las infancias y adolescencias en condición de pobreza (UNICEF, 2020).

Considerando lo mencionado, la posibilidad de acceder a un aborto seguro, legal y gratuito no es únicamente “problema” de quienes gestan. El acceso a herramientas que nos permitan tomar control sobre cuándo, cómo y dónde son las mejores condiciones para acompañar el desarrollo de un nuevo individuo, para quienes conformamos una sociedad como la peruana, está directamente relacionado con la posibilidad de garantizar adecuadas condiciones de crecimiento para las futuras infancias.

En ese sentido, la exigencia de que se garantice nuestro derecho a elegir cuándo gestar, si hacerlo o no, debe abordarse desde ambas válidas necesidades: el derecho de quienes pueden gestar de decidir sobres cuerpos, en el ejercicio del desarrollo libre de su personalidad y el derecho de las infancias de ser criadas, sostenidas durante su crecimiento, con cuidados, tiempo, ternura comunitaria, seguridad alimentaria, vivienda digna, atención médica oportuna física y psicológica.

El acceso a un aborto en condiciones dignas, sin importar las condiciones económicas de quién lo necesite, podría ser un camino para demostrar que empezamos a ser una sociedad preocupada y vigilante de que las futuras generaciones tengan mejores y mayores oportunidades. Es nuestro derecho ganado tener la posibilidad de elegir y la garantía de que se respete y viabilice dignamente nuestra elección. No bajemos los brazos, hay mucho por hacer. Empecemos organizando nuestra indignación para sembrar flores de rebeldía y justo reclamo en nuestros espacios, en nuestro quehacer cotidiano y en nuestras reflexiones individuales y colectivas.

El programa de voluntariado es posible gracias al apoyo de Cuso Internacional y al Gobierno de Canadá